Aquel que decide usar (individual o corporativamente) una o varias herramientas de comunicación para mentir, calumniar, exhibir o criminalizar a personas u organizaciones (y una larga lista de ataques diseñados por laboratorios de guerra psicológica) comete un delito que, hasta hoy, mayormente goza de la impunidad más absoluta. Es la muerte mediáticade las personas y las organizaciones bajo la bendición de las mafias que se adueñaron de la economía, del poder y de las herramientas de producción comunicacional y cultural.…
