Hannan Hussain
06 Jul
06Jul

Durante años, la relación de la Liga Árabe con Hezbollah estuvo marcada por las tensiones. ¿Qué está en juego ahora para la región con este cambio de posición de la liga?

La Liga Árabe cambió radicalmente su posición hacia el grupo Hezbollah.

El subsecretario general de la Liga, Hossam Zaki, dijo a finales de junio que la organización ya no consideraba al grupo libanés como "terrorista".

La decisión se anunció después de la visita de Zaki a Beirut a finales del mes pasado, cuando mantuvo conversaciones con el jefe del bloque parlamentario de Hezbollah, Mohammad Raad. Se trató del primer contacto entre ambas partes en más de una década.

Durante años, la relación de la Liga Árabe con Hezbollah estuvo marcada por las tensiones. A principios de 2016, la liga clasificó a Hezbollah como una "organización terrorista", y la acusó de promover el extremismo, el sectarismo y la intromisión en los asuntos internos de otros países.

Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos consideran desde hace tiempo que el grupo armado y partido político libanés es una extensión de la influencia iraní en la región. Sin embargo, a medida que las relaciones entre Irán y Arabia Saudita mejoran gracias a un acuerdo de normalización respaldado por Beijing, la enemistad con Hezbollah ha sido difícil de mantener.

Además de representar un hecho histórico, el hecho de que los estados árabes le hayan retirado a Hezbollah el calificativo de terrorista es importante por varias razones más.

En primer lugar, los estados árabes quieren interactuar más directamente con el grupo para abordar las preocupaciones sobre una guerra total con Israel.

Estados miembros de la liga como Egipto están cada vez más alarmados por el aumento de las hostilidades transfronterizas, y se han mostrado reacios a la presión de Estados Unidos para contener futuras consecuencias adversas.

A pesar de los recientes esfuerzos diplomáticos de Washington, altos funcionarios israelíes presionan para una posible guerra con Hezbollah, lo que hace fundamental que la Liga Árabe ejerza su propia influencia y se prepare ante cualquier escenario bélico.

Evitando riesgosLa designación de Hezbollah como grupo terrorista significó que la Liga Árabe no podía relacionarse directamente con el grupo ni abordar los temores de una guerra más amplia entre el Líbano e Israel.

Hasta ahora, Egipto y Qatar se habían alineado con países occidentales para advertirle a Hezbollah que evite un conflicto mayor con Israel, pero el grupo insiste en que sin un alto al fuego total en Gaza no cesarán sus ataques transfronterizos. Un resultado que, hasta el momento, Estados Unidos no ha logrado conseguir.Sin embargo, un diálogo directo con Hezbollah podría ofrecer un rumbo alternativo a la Liga Árabe. Por ejemplo, podría explorar posibles compromisos de alto el fuego para una distensión transfronteriza con Israel.

Altos generales israelíes ya presionan por una tregua con Hamás, aunque es poco probable que el primer ministro de Benjamín Netanyahu acepte un acuerdo formal que implique la retirada completa de las fuerzas israelíes de Gaza.

Esto resulta importante porque Hezbollah insiste en la retirada de tropas y en garantías formales de un alto el fuego en Gaza, aunque probablemente tendrá que ser flexible en alguna de estas demandas.

Todo esto permite a la Liga Árabe mejorar sus expectativas en la coordinación con Hezbollah sobre una futura tregua fronteriza a través de contactos directos.

Para los estados árabes, la guerra terminaría por fortalecer el control de Teherán sobre Hezbollah, además de llamar a la participación de grupos armados alineados con Irán en la región.

"Todas las opciones, incluida la plena participación de todos los frentes de resistencia, están sobre la mesa", escribió la misión de Irán ante las Naciones Unidas en una publicación reciente en X.

Beneficios del compromiso tácticoPara varios estados de la Liga Árabe, la interacción grupal con Hezbollah trae algunas ventajas individuales.

En primer lugar, Hezbollah ejerce una importante influencia sobre los rebeldes hutíes en Yemen, ayudándolos a dirigir sus ataques contra los buques de carga del mar Rojo.

Estos ataques le han costado a Egipto importantes ingresos económicos y contemplan peores consecuencias si Hezbollah e Israel entran en una guerra.

Para Qatar, por su parte, una mayor interacción con Hezbollah podría impulsar sus esfuerzos de mediación en el Líbano. Doha ha sido una figura clave en las conversaciones entre Hamás e Israel, y está tratando de facilitar las negociaciones de tregua entre Hezbollah y Tel Aviv.

Como las escaladas transfronterizas y la prevención de una guerra total siguen siendo prioridades de la Liga Árabe, una interacción futura con Hezbollah podría impulsar el objetivo de Qatar de prevenir la guerra.

La crisis del LíbanoAdemás, la crisis política del Líbano exige una iniciativa árabe con respecto a Hezbollah. Desde octubre de 2022, el país ha encontrado dificultades para elegir un presidente, mientras el grupo armado libanés refuerza su control sobre sectores económicos clave como el inmobiliario, el energético y el farmacéutico.

Incluso después de la cumbre del año pasado, la Liga Árabe encontró amplias dificultades para convencer a "todas las facciones libanesas" para que elijan a su jefe de Estado y apoyen reformas que saquen al Líbano del caos.

Considerando el importante peso económico de Hezbollah en el Líbano, está claro que la reanudación de las relaciones no puede quedar en segundo plano.

Riad anunció recientemente contribuciones financieras de millones de dólares para ayudar al desarrollo y la estabilidad del Líbano. En esa línea ha trabajado junto con Egipto y Qatar para llenar el vacío de poder en el país.

Pero esos esfuerzos tendrán poco éxito mientras Hezbollah y sus aliados parlamentarios frustren los intentos por elegir un presidente, poniendo en riesgo la estabilidad política a corto plazo.

Al acercarse al bloque parlamentario de Hezbollah, la Liga Árabe demuestra una apuesta más seria por el multilateralismo en el Líbano.

Una relación más cercana podría limitar la resistencia de Hezbollah a las candidaturas presidenciales en el parlamento, un factor crítico que agudizó las tensiones sectarias y profundizó la crisis política del Líbano el año pasado.

La Liga Árabe también tiene una posición favorable para dialogar con "todas las facciones libanesas" sobre la cuestión de la presidencia sin ignorar a ninguna fuerza política importante en el país.

Por lo tanto, dejar de catalogar a Hezbollah como terrorista ofrece varias ventajas para los estados árabes.Podrán compartir preocupaciones sobre una posible guerra regional, evaluar la postura de Hezbollah y mantener vínculos de trabajo con un grupo que es esencial para el futuro político y económico del Líbano.

Sin embargo, colaborar con el grupo también trae algunas desventajas. La Liga Árabe aún tiene "numerosas reservas y objeciones" sobre la agenda regional de Hezbollah, incluida su capacidad para promover los objetivos iraníes mediante un arsenal de armas considerable.

Dado que la falta de confianza por parte de Hezbollah hacia la Liga Árabe se prolongó durante más de una década, es posible que el grupo se sienta reacio a ceder a las demandas de poner fin a las hostilidades transfronterizas.

Pero hoy por hoy las ventajas superan los inconvenientes. La Liga Árabe se da cuenta de que Hezbollah es un actor político importante en la región que podría impulsar a Irán a participar directamente en una guerra contra Israel.

El acercamiento entre Arabia Saudita e Irán es otro factor de atracción: las relaciones siguen mejorando y sería contraproducente provocar la ira de Irán intentando aislar a Hezbollah.



Por Hannan Hussain

TRT




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