Mientras Morales denuncia una persecución política, el Gobierno ha ordenado este viernes el despliegue de cientos de efectivos de las Fuerzas de Seguridad para desbloquear caminos y garantizar el abastecimiento de bienes esenciales en el país, registrándose múltiples incidentes en todo el país.
Tras casi tres semanas de bloqueos en apoyo al expresidente Evo Morales, quien denuncia una “traición” por parte del actual presidente, Luis Arce, acusándolo de perseguirlo políticamente.
La crisis refleja el conflicto por el control del Movimiento al Socialismo (MAS) y la profunda división en el oficialismo, mientras el Gobierno enfrenta el reto de mantener el orden y la estabilidad en momentos en que se atraviesa una crisis económica sin precedentes desde el surgimiento de el Estado Plurinacional de Bolivia.
En la mañana del viernes, Evo Morales, difundió una carta pública en la cual condenó la orden de Arce de intervenir los bloqueos con militares y policías, afirmando que dicha acción marca una “nueva traición” contra los sectores indígenas y populares que históricamente han apoyado al MAS.
“Nadie hubiera imaginado que usted, que prometió justicia para el pueblo, recurriría a las mismas tácticas represivas que condenamos en el pasado”, escribió Morales. Además, comparó a Arce con la expresidenta interina Jeanine Áñez, quien fue acusada de liderar un golpe de Estado en 2019 y reprimir a los seguidores de Morales.
Morales denunció un reciente ataque armado en su contra, del cual su equipo resultó herido, afirmando que se trató de un “intento de asesinato” ordenado desde el Gobierno. Sin embargo, el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, desmintió esta versión, señalando que Morales evadió un control de carretera y que su comitiva habría disparado primero.
Mientras el conflicto se intensifica, el Gobierno boliviano ha decidido recurrir a la fuerza para poner fin a los bloqueos, que afectan a varias rutas clave en el centro del país.
La falta de combustible y de productos básicos, consecuencia de casi 20 días de interrupción de las vías, ha provocado largas filas en las gasolineras y ha complicado el abastecimiento en mercados.La intervención comenzó en la madrugada del 1 de noviembre, con fuerzas policiales y militares avanzando hacia los puntos de bloqueo. El ministro de Defensa, Edmundo Novillo, justificó la medida asegurando que “la paciencia y tolerancia tienen límites”.
Según Novillo, el Estado estaba obligado a tomar acciones para “garantizar la libre circulación” y evitar mayores daños económicos.
En varios puntos de bloqueo, especialmente en Parotani, Cochabamba, y el Chapare, se registraron enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad. Los bloqueadores, algunos de los cuales estaban armados con piedras y explosivos, intentaron resistir el avance de la policía y militares.
El Gobierno de Arce enfrenta un dilema difícil: resolver el conflicto sin alienar a la base de apoyo del MAS y sin permitir que las tensiones escalen hasta niveles incontrolables.
El jefe de Estado ha manifestado que no permitirá que los bloqueos continúen afectando la economía del país y ha exigido el levantamiento inmediato de las medidas de presión. Sin embargo, hasta el momento había limitado su intervención mediante la fuerza pública.
La situación se complica por la grave crisis económica que afecta al país, la cual podría verse agravada si el conflicto se prolonga. La decisión de recurrir a puentes aéreos para distribuir alimentos subraya el grado de afectación de los bloqueos en las áreas urbanas.
Arce, en su reciente mensaje a la nación, recalcó que “no habrá diálogo mientras persistan los bloqueos”, lo que parece indicar que el conflicto continuará hasta que se levanten todas las restricciones en las rutas.
TeleSUR