El “ejército” israelí bombardeó este martes un edificio residencial en Beit Hanoun, en la Franja de Gaza, y dejó hasta el momento 25 mártires, entre ellos más de 10 niños y mujeres, así como decenas de heridos y desaparecidos.
Según especificó la Oficina Gubernamental de Gaza la ocupación sabía que en la edificación vivían decenas de civiles desplazados, la mayoría ciudadanos vulnerables sacados a la fuerza de sus hogares y barrios residenciales civiles.
La brutal masacre tiene lugar de conjunto con el plan de la ocupación israelí para destruir el sistema de salud en la gobernación norte de la Franja, dejar fuera de servicio todos los hospitales y centros médicos e impedir la llegada de medicamentos y suministros.
Además de impedir el trabajo de los equipos de socorro, emergencia y prevención del aparato de defensa civil especializado en salvar vidas.
Igualmente, agregó la institución gazatí, la ocupación israelí insiste en matar de hambre a la población asediada, les impide acceder a cualquier tipo de ayuda, priva de todas las necesidades básicas para la vida y somete al desplazamiento forzado sistemático, lo cual constituye un crimen contra la humanidad y una violación del derecho internacional.
La Oficina reiteró los llamados a la comunidad internacional y a las organizaciones humanitarias globales a hacer esfuerzos para presionar a “Israel” y abrir de forma inmediata los hospitales y centros de salud, así como permitir la entrada de delegaciones médicas y quirúrgicas, ambulancias y vehículos de defensa civil al norte del enclave.
Consideró plenamente responsables de esa limpieza étnica al régimen sionista, a la administración estadounidense y a los países que participaron en el crimen de genocidio, especialmente el Reino Unido, Alemania y Francia.
AlMayadeen