El presidente de República Dominicana, Luis Abinader, juramentó para un segundo mandato en el cargo, en una ceremonia celebrada en el Teatro Nacional de Santo Domingo, que reunió a todos los representantes del Congreso legislativo.
"Juro ante Dios y ante el pueblo, por la patria y por mi honor, cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes de la República, proteger y defender su independencia, respetar los derechos y las libertades de los ciudadanos y ciudadanas, y cumplir fielmente los deberes de mi cargo", proclamó el mandatario para luego recibir la banda presidencial de manos del presidente del Senado, Ricardo de los Santos.
De la ceremonia participaron el rey de España, Felipe VI, y los presidentes Gustavo Petro, de Colombia, Bernardo Arévalo, de Guatemala, José Raúl Mulino, de Panamá, Santiago Peña, de Paraguay, y Luis Lacalle Pou, de Uruguay, entre otros.
Abinader, de 56 años, ocupará el cargo hasta 2028.
Tras juramentar para un segundo mandato, Abinader confirmó que promoverá una serie de transformaciones en el país, entre ellas en las normas laborales y en el sistema tributario.
"Impulsaremos una reforma laboral con el objetivo de actualizar el marco regulatorio del trabajo, fortaleciendo la protección social, adaptando la legislación a las nuevas realidades del mercado laboral", afirmó.
Asimismo, confirmó que presentará una esperada propuesta de reforma fiscal con tres objetivos básicos: garantizar unas finanzas públicas sanas, reducir la deuda y asegurar los recursos para mejorar los servicios de salud, seguridad e infraestructuras esenciales.
En cuanto a la reforma laboral, Abinader indicó que la propuesta surgirá de un diálogo social realizado desde hace más de dos años, y aseguró que contendrá la eliminación de trabas para que trabajadores y empleadores disfruten de sus derechos, mejorando la competitividad.
"También incluirá el reconocimiento de los derechos de las trabajadoras del hogar, en cumplimiento de nuestro compromiso con los cientos de miles de mujeres que hacen esa labor, y el reconocimiento del teletrabajo como una de las realidades de la nueva economía", detalló.
Igualmente, anunció que presentará una reforma constitucional para impedir que los gobernantes en el país se perpetúen en el poder.
"El próximo lunes 19 [de agosto] estaré presentando al Poder Legislativo el anteproyecto de ley que convoca la Asamblea Revisora, para introducir en nuestra Constitución el blindaje que imposibilite que ningún gobernante en el presente ni en el futuro pueda eternizarse en el poder más allá de los dos periodos que hoy contempla nuestra Constitución", afirmó.
DescargarEl mandatario subrayó que "cada generación tiene su derecho de elegir y ser elegida".
"Por eso creo que no hay mayor acto que un gobernante pueda hacer, para fortalecer la democracia, que autolimitarse en el ejercicio del poder", sostuvo.
Además, dijo tajante: "No creemos en los personalismos caudillistas ni en líderes mesiánicos que quieran tener en sus manos el destino de un país. El futuro de los dominicanos es solo nuestro y lo decidimos entre todos".
Abinader expresó su satisfacción por la intervención de fuerzas extranjeras en Haití para ayudar en la seguridad, y señaló que su país ya ha hecho "demasiado" por la crisis vecina.
"Tras muchos años reclamándolo, celebramos que la comunidad internacional se haya comprometido, enviando fuerzas para garantizar la seguridad de Haití y que se posibilite un escenario de estabilidad futura que permita la celebración de unas elecciones", pronunció.
Abinader subrayó que "los problemas de Haití se deben resolver allí con el diálogo y la participación de toda su sociedad".
"Con la misma fuerza con la que reclamamos la intervención de la comunidad internacional en Haití, queremos pedir ahora que no vuelva a caer en el olvido. A República Dominicana no se le puede pedir más. Ya hemos hecho demasiado", señaló.
Un primer contingente de policías extranjeros apoyado por la Organización de las Naciones Unidas llegó el mes pasado a Haití, casi dos años después de que esa nación pidiera asistencia urgente para sofocar una ola de violencia provocada por pandillas.
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