España restituirá su presencia en la zona para conjurar "amenazas transfronterizas". La ministra española de Defensa, Margarita Robles, relanza la agenda de seguridad con Mauritania y formará a unidades de su Ejército. La cooperación militar podrá extenderse a Malí mediante nuevos acuerdos bilaterales.
España busca dar sentido práctico a las iniciativas en materia de seguridad acordadas por Pedro Sánchez durante su gira el pasado mes de agosto por Gambia, Senegal y Mauritania para promover su proyecto de "migración circular", una ordenación legal de los flujos migratorios.
Es una agenda que esboza medidas para luchar contra las redes de la migración irregular, el terrorismo y la criminalidad organizada, así como la cooperación en el ámbito de la defensa. A tal fin, Sánchez suscribió memorandos de entendimiento en los tres países. Con su visita el 28 de octubre a la capital mauritana, Nuakchot, la ministra española de Defensa, Margarita Robles, comenzó a dar desarrollo a la hoja de ruta previamente acordada. Los acuerdos contemplan la formación de unidades militares.
De la colaboración entre el Ceseden (Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional) y el Colegio de Defensa G-5 Sahel de Nuakchott (un proyecto regional en forma de escuela militar transnacional) se instruye a personal castrense de los cinco países que conforman el Sahel y se garantiza la seguridad de sus instalaciones. Robles puso en valor esta actividad y la del despliegue de fuerzas españolas en el golfo de Guinea desde 2010 para labores de vigilancia.
Como señala el Ministerio de Defensa, "un alumno mauritano cursa el Estado Mayor en Ceseden" y se contempla la posibilidad de la visita a España en junio de 2025 "de la 7.ª promoción del Curso Superior de Guerra".
Robles calificó a Mauritania de "actor esencial" en los esfuerzos por pacificar el Sahel y convino con su par en que las "amenazas transfronterizas" que surgen de la zona deben abordarse de forma colectiva. "La situación es preocupante [en el Sahel]. De ahí que España y Mauritania mantengan unas magníficas relaciones bilaterales y una cooperación militar sólida", añadió.
"España y Mauritania reiteramos nuestro compromiso con (...) el fortalecimiento de las relaciones entre ambos países para mejorar las capacidades militares y de formación específica", declaró Robles luego de reunirse con su homólogo mauritano, Hanana Ould Sidi.
La visita de Robles "responde claramente a la lógica de seguir los pasos marcados por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez", afirma el politólogo y consultor de seguridad Pablo Delgado Mecinas, que recuerda a Sputnik que el presidente español estuvo entonces acompañado de Elma Sáiz, ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, para dar sentido a la "perspectiva multidimensional" de la cuestión migratoria que afecta a España.
El presidente del país, Mohamed Cheij Ghazuani, destacó por su parte el "diálogo" en materia de defensa como vía hacia la estabilidad. Y para esa vía hacen falta "capacidades y formación".
A nadie se le escapa la imposibilidad de abordar la problemática de la región del Sahel sin atender a Malí. Los efectivos militares españoles destacados allí (llegó a haber un máximo de 292) abandonaron el país a partir del 17 de mayo, luego de que Francia, que ya había resuelto retirarse también de Níger, decidiera vetar la prórroga de la misión EUTM Malí de la UE.
La intención declarada por diversas fuentes del Ministerio de Defensa ya en mayo, es regresar otra vez a este escenario en virtud de un nuevo acuerdo bilateral de cooperación, al estilo del suscrito con países como Cabo Verde, para formar a militares malienses. Parte de su instrucción incluso podría abordarse en suelo español.
"España está intentando volver a ser un actor relevante en el Sahel Occidental tras la marcha de los efectivos militares españoles y europeos", explica Delgado Mecinas, que destaca que la salida de España de Malí se produjo "a regañadientes", por fuerza del veto francés a prorrogar la misión.
Por otro lado, la preocupación de España es pareja al interés creciente de la OTAN en esta zona de África a medida que los gobiernos de la región se han ido desprendiendo de la influencia y presencia militar de potencias occidentales en sus territorios, sustituidas en algún caso por instructores rusos a petición de los poderes locales.
Y pese a que el interés primordial que guía a España es abordar el foco de la "crisis migratoria", su presencia en África occidental en tanto que miembro de la alianza atlántica "responde también a un intento de recuperar influencia en el área tras los golpes de Estado en Malí y Burkina Faso", añade este analista.
El interés de España en la región quedó consignado durante la cumbre de la OTAN en Washington en julio. Allí, Pedro Sán para la Vecindad Sur. "Nuestro único socio en la zona del Sahel es Mauritania", declaró en vísperas de su nombramiento, durante un coloquio organizado por el Instituto de Cuestiones Internacionales y Política Exterior (In) al término de la cumbre atlántica.
A finales de ese mes, la alianza atlántica nombró al diplomático español Javier Colomina como su representante especial para la Vecindad Sur. "Nuestro único socio en la zona del Sahel es Mauritania", declaró en vísperas de su nombramiento, durante un coloquio organizado por el Instituto de Cuestiones Internacionales y Política Exterior (Incipe) al término de la cumbre atlántica.
Y en tanto que socio, España no solo comparte con Mauritania un interés por la seguridad y la estabilidad. El aspecto económico no es baladí. Las aguas de este país alojan uno de los mayores caladeros de peces del mundo, esencial para el consumo de España y la Unión Europea, por lo que la visita de Robles se enmarcó también en el fortalecimiento de las relaciones comerciales.
"El acuerdo entre la #UE y el país africano hace posible que 31 pesqueros españoles faenen en la zona", recordó el propio Ministerio de Defensa en la red X.
Ya durante la reunión 2+2 entre España y Portugal que precedió a la Cumbre Ibérica de Gobiernos, se observó una coincidencia en varias cuestiones de política exterior y de defensa. Madrid y Lisboa calificaron de "desafíos estratégicos" los intereses comunes en seguridad y defensa, "especialmente en regiones como el Sahel, el golfo de Guinea, Cabo Delgado y República Centroafricana".
"España y Portugal destacan la importancia de continuar con el apoyo de la UE a Mauritania y Chad, así como la necesidad de mantener canales abiertos de comunicación con Mali, Níger y Burkina Faso de la manera que convenga", se expuso en el punto 29 de la declaración final al término de la reunión 2+2 el 21 de octubre.
Es decir, hay un interés compartido en volver a tener presencia en la región del Sahel aun cuando los nuevos gobiernos no sean del gusto de la UE y aun cuando surja el riesgo de rivalizar con los equipos de instructores militares rusos en Mali. Y, muy importante, aun cuando las misiones y planes de la UE y la OTAN confluyan o se solapen. El propio Colomina advierte del riesgo de calificar de "estrategia" al plan Vecindad Sur de la OTAN por las connotaciones militares que implica.
Pero el plan implica la "construcción de las capacidades de defensa", según Colomina. Y el asunto es comprender contra quién van dirigidas esas capacidades que construirá la OTAN en la región.
Como explicó a Sputnik Antonio Alonso, profesor de Relaciones Internacionales en el CEU San Pablo de Madrid, la preocupación de la OTAN no es cómo atajar la emigración descontrolada, "sino la presencia rusa y china en el continente africano", en alusión a las inversiones chinas y rusas en el continente y la creación de infraestructuras, así como a la formación de cuadros y cuerpos de seguridad a cargo de especialistas rusos para luchar contra el yihadismo.
"La situación actual del Sahel se podría definir con la palabra 'inestabilidad', si bien la región nunca ha sido estable", matiza Delgado Mecinas. En su conclusión, la complejidad de la problemática de la zona, a causa de la "pobreza extrema" y las crisis institucionales, es el contexto donde opera la "expansión regional del terrorismo yihadista".
SPUTNIK