10 Dec
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A mediados de noviembre, la Fuerza Aérea de Irán habría recibido a sus dos primeros cazas Su-35 adquiridos a Rusia en una ceremonia privada llevada a cabo en la planta de aviones Komsomolsk-on-Amur, siendo estos posteriormente desarmados y transportados en una aeronave Antonov An-124-100 de las Fuerzas Aeroespaciales Rusas hasta el aeropuerto de Mehrabad en Teherán. De esta manera, la fuerza podrá dar inicio al proceso de reemplazo de sus antiguos F-14A Tomcat de origen estadounidense a partir de esta primera etapa de entregas, tratándose de una compra confirmada durante el 2023.

Ahondando en detalles, el medio especializado Flug Revue ha detallado que estos primeros ejemplares habrían sido llevados a la 3.ª Base Aérea Táctica cerca de la ciudad de Hamadan tras su llegada a territorio iraní, lugar en dónde se procedió a realizar su rearmado. Una vez completada dicha labor, estos aviones se conformarían como las primeras unidades de las 50 que finalmente habría encargado la Fuerza Aérea iraní. Cabe recordar, que esta cantidad fue ampliada desde los 25 cazas Su-35 encargados originalmente, estimando diversos analistas que Irán que también estaría en camino de reemplazar a sus antiguos modelos F-4 Phantom II; estos últimos operan desde la propia localidad de Hamadan junto a los cazas MiG-29.

Por otra parte, resulta de utilidad recordar que la adquisición fue posible tras una larga espera por parte de Irán, que para apoyar el esfuerzo bélico ruso en Ucrania había concretado la transferencia de drones Shahed 131 y 136, como así también de misiles Fateh-110 de fabricación local; estos últimos con sus propias demoras hasta que las Naciones Unidas decidieron aminorar la presión de sus sanciones sobre el régimen. Para octubre del pasado año, el entonces ministro de defensa Serguéi Shoigu visitaba Teherán a fines de concretar la operación por los misiles y cerrar los últimos detalles de un acuerdo por los esperados Su-35.

Al completarse dicho acuerdo, Irán desistió de avanzar en su programa de modernización para los antes nombrados F-14 Tomcat, mismo que se sustentaba en trabajos de ingeniería inversa y la canibalización de los ejemplares mas antiguos para brindar sostenibilidad a la plataforma. En particular, uno de los principales problemas a resolver por los técnicos iraníes se hallaba en los motores Pratt & Whitney TF30-P-412A que las equipaban, siendo imposible adquirir repuestos para garantizar su operatividad. Según se reporta, tras tomar este nuevo rumbo, la fuerza esperaría al mes de diciembre para retirar el último escuadrón de Tomcats de los que dispone; otro de sus escuadrones había sido previamente reconvertido para operar con los entrenadores Yak-130, también de origen ruso.

Por último, ha de destacarse que la futura llegada de los Su-35 no sólo representan una nueva muestra de la asociación entre ambos países en el ámbito de la defensa, sino que también un considerable salto de capacidades aéreas de cara a una región cada vez mas tensionada. En ese sentido, se espera que la transición desde los F-14 encarada por Irán le otorgue capacidades adicionales a sus alas de caza, considerando la movilidad y velocidad ampliamente superior presentada por su sustituto ruso, algo atribuible a sus modernos motores con vectorización de empuje, como así también la integración de armamentos avanzados a su arsenal que ya no requerirán arduos procesos de negociación como ocurría hasta ahora; la cereza del postre se observa en la instalación de radares Irbis-E en los nuevos ejemplares adquiridos.



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