30 Jun
30Jun

La decisión israelí de lanzar una operación terrestre en el norte es mala. La situación es dura y humillante, e iniciarla podría complicarla y agravarla aún más, señaló el diario Haaretz.

Durante los primeros ocho meses de la guerra, quienes tomaban las decisiones no tenían ninguna intención real de participar en una confrontación terrestre en el Líbano. Amenazaban con declaraciones arrogantes como: “Nasrallah cometerá el error de su vida”, pero Benjamín Netanyahu, Yoav Galant y los dirigentes militares estaban claros que no tenía sentido semejante confrontación porque no lograrían ningún resultado y el precio sería demasiado alto para soportarlo.

En las últimas semanas la situación cambió ligeramente. 

El insulto causado por Hizbullah fue muy grave. La alteración de la rutina de vida en el norte, la entrada de drones y la exposición del flanco blando israelí no pudieron ser contenidas por Netanyahu.

Así nació de repente una guerra “barata”. Ya no hablaron de devolver al Líbano a la Edad de Piedra, ni de ocupar tierras hasta el río Litani, sino mencionaron una maniobra terrestre limitada a unos pocos kilómetros, cuyo objetivo principal es decir a los habitantes del norte del país: La amenaza de una penetración terrestre, similar a la que ocurrió el 7 de octubre, fue eliminada y ya pueden regresar a sus hogares.

La decisión de lanzar una operación terrestre en el norte es mala. La situación también parece dura y humillante, y una operación abierta podría complicarla y agravarla aún más. Es difícil ver cómo obtener algún beneficio de ello.

A su vez, los ataques de Hizbullah causarían daños dolorosos al frente interno israelí y también convertirían una pequeña maniobra terrestre en una guerra integral e “Israel” no podrá responder con fuerza al corte de energía y a las víctimas al interior de las instalaciones estratégicas.

El Líbano es Hizbullah e Hizbullah es el Líbano. En nuestra situación actual, a la luz de las solicitudes de órdenes de arresto en La Haya, hay un tsunami político y un aislamiento internacional sin precedentes. ¿Podrá “Israel” volar instalaciones de infraestructura en el Líbano? Si hacemos esto a pesar de todo, ¿qué podemos decir sobre los ataques de Hizbullah a nuestras instalaciones estratégicas? ¿Nos convertirán en una amenaza para las inversiones extranjeras en los próximos años?

Es muy triste que Yair Lapid y Benny Gantz no se atrevan a oponerse de manera pública a esta maniobra. Este es un patrón recurrente y frustrante en su desempeño, especialmente para Gantz, quien está perdiendo liderazgo.

¿Qué hay que hacer realmente en el norte? No hay buenas opciones. Es necesario llegar a un acuerdo sobre las disposiciones y una seria intensificación de los medios defensivos alrededor de las ciudades y a lo largo de las dos líneas fronterizas, en el norte y en el sur. Es cierto que esto está lejos de ser una “victoria absoluta”, pero al menos no es una “derrota absoluta”, que es la dirección a la cual nos dirigimos ahora.



AL MAYADEEN




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