19 Nov
19Nov

Mientras la atención del mundo entero se centraba en la votación en la Asamblea General de la ONU de la resolución que condenaba la glorificación del nazismo (recordemos que toda la antigua Yugoslavia votó en contra, sólo Serbia condenó el nazismo), una sorprendente votación sobre la Resolución relativa a los Derechos de los Pueblos Indígenas pasó desapercibida.

En cuanto casi todo el mundo aprobó el proyecto, sólo Argentina se negó a apoyar esta resolución. 

El esperpento que nos gobierna y su banda de colonizados hizo que Argentina fuese el único país que en la ONU votó en contra de los derechos de los pueblos originarios. Francia, uno de los más brutales colonizadores, se abstuvo, y EEUU votó a favor. 

El autopercibido salvador de Occidente quedó en absoluta soledad, como un hazmerreir mundial del cual conviene tomar prudente distancia. “Agradezco a Carlos Raimundi haber llamado la atención sobre este desgraciado gesto en su posteo en la red X”, comentó Atilio Boron, uno de los intelectuales argentinos más famosos de nuestro tiempo.

La resolución, aprobada en 11 de noviembre ahora, estaba destinada a reforzar los derechos de los pueblos indígenas a nivel mundial. El documento fue impulsado por países como Bolivia, Venezuela, Dominica, Ecuador, Liberia, México y Paraguay y buscaba promover el acceso a la justicia, la protección del medio ambiente y la preservación de las culturas y lenguas indígenas.

Argentina  alberga una diversidad de pueblos indígenas con una rica herencia cultural y una presencia significativa en el territorio nacional. La decisión de su gobierno de votar en contra de la resolución de la ONU podría tener implicaciones en la percepción y protección de los derechos de estas comunidades dentro del país.

 Organizaciones de derechos humanos y representantes de comunidades indígenas han expresado preocupación por las posibles consecuencias de esta postura en las políticas nacionales relacionadas con los derechos territoriales, culturales y sociales de los pueblos originarios.

La postura de Milei con los pueblos indígenas, contrasta con las relaciones con otros grupos nacionales y internacionales, como los estadounidenses y los israelíes (judíos de Argentina).

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