En el aniversario del genocidio en Gaza, recordamos que esta tragedia no es nueva. Desde 1948, Israel convirtió el enclave en la “cárcel al aire libre” y campo de refugiados más grande del mundo.
Se cumple un año desde que comenzó una nueva tragedia para el pueblo palestino, la región de Oriente Medio y para toda la humanidad: el genocidio de Israel en Gaza. Sin embargo, las masacres y agresiones contra Gaza no son nuevas.
Este genocidio, que ha matado a casi 42.000 personas, herido a casi 100.000 y devastado por el completo el enclave, comenzó en nombre del “derecho a la autodefensa” luego de que el 7 de octubre de 2023, miembros del grupo de resistencia palestino Hamás realizaron una incursión en los asentamientos sionistas cercanos a la frontera del enclave, territorios que históricamente habían sido palestinos.
Esta incursión por parte de Hamás dejó un saldo de 1.195 muertos, de los cuales 815 eran civiles. El grupo también tomó 251 rehenes. Lo importante de este evento es que no ocurrió en un vacío, sino que fue provocado por décadas de opresión y ocupación israelí de Gaza.
Aunque la narrativa occidental se centró en que este fue el motivo por el que Israel comenzó a devastar las 2,2 millones de personas que habitaban Gaza, lo cierto es que Tel Aviv ha lanzado ataques sobre el enclave desde que se creó como Estado en 1948.
A partir de ahí, y especialmente desde 1967, Israel ha mantenido una ocupación militar sobre el enclave, caracterizada por una violencia sistemática, incluida la construcción de varios asentamientos colonos que luego fueron desmantelados y la imposición de un severo bloqueo desde 2007 que restringe la entrada y salida del territorio. Esta situación incluye la limitación de todo tipo de materiales, incluida la ayuda humanitaria, y continúa hasta el día de hoy.
Durante las décadas que siguieron, Israel también ha llevado a cabo repetidos bombardeos sobre Gaza, justificándolos como represalias por los cohetes que Hamás disparaba desde el territorio. Las principales ofensivas incluyen Plomo Fundido (2008-2009), Pilar Defensivo (2012), Margen Protector (2014) y Guardián de los Muros (2021), que han causado miles de muertos y una devastación masiva de la infraestructura, dejando a Gaza en un estado de destrucción constante.
Un campo de refugiados desde 1948En 1948, Israel, se fundó sobre el robo, el desplazamiento y la limpieza étnica de 750.000 palestinos, en un oscuro capítulo conocido como la Nakba, la catástrofe. El pueblo palestino se vio obligado a buscar refugio en países como Jordania, Líbano, Siria o Egipto.
Pero también, muchos de esos palestinos desplazados de los territorios que hoy son Israel –ciudades como Yafa, Haifa, Tiberiades, Ascalón o el desierto del Negev– buscaron refugio en Cisjordania ocupada y en Gaza, donde se crearon casi 19 y 8 campamentos respectivamente, que con el tiempo se fueron convirtiendo en barrios hipercongestionados, caracterizados por altas concentraciones de pobreza y hacinamiento extremo.
Antes de 1948, Gaza tenía una población de aproximadamente 80.000 personas. Sin embargo, tras la Nakba, cerca de 200.000 refugiados llegaron al enclave, lo que triplicó la población local y significó que el 80% de la población de Gaza pasó a ser refugiada, según datos de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA).
La situación empeoró en el enclave luego de la ocupación de Israel tras las Guerra de los Seis Días en 1967, cuando Israel levantó hasta 21 asentamientos colonos. En contra de esta política de ocupación estallaron en 1987 y 2000 la Primera y Segunda Intifada.
En el año 2005, debido a las presiones internacionales que exigían la solución de los dos Estados, Israel se retiró unilateralmente de Gaza y los asentamientos colonos fueron desmantelados. Sin embargo, Israel mantuvo un control sobre el enclave que perdura hasta el día de hoy.Una cárcel desde 2007La dura realidad del enclave se mantuvo a lo largo de los años, y especialmente se recrudeció en el año 2007, tras el inicio del brutal bloqueo israelí.
El bloqueo agravó aún más la vida en un territorio reducido, densamente poblado y convertido en la cárcel al aire libre más grande del mundo debido a las prohibiciones de entrada y salida de personas y todo tipo de productos, según denunciaron durante años ONG de derechos humanos.“Israel, con la ayuda de Egipto, ha convertido a Gaza en una prisión al aire libre”, dijo Omar Shakir , director para Israel y Palestina de Human Rights Watch en una entrevista para el portal de la organización.
El bloqueo impuesto por Israel fue una respuesta directa a la victoria electoral de Hamás en las elecciones palestinas de 2006. En ese momento, Israel y Egipto implementaron un bloqueo terrestre, aéreo y marítimo, que Israel justificó como una medida de seguridad para evitar el contrabando de armas y materiales bélicos.Sin embargo, Richard Falk, exrelator Especial de Derechos Humanos para Palestina en la ONU, argumentó en 2013 que “el bloqueo de Gaza es un castigo colectivo que no tiene justificación, y es una violación de los derechos humanos fundamentales de los palestinos”.
Las restricciones israelíes han limitado drásticamente el movimiento de personas y mercancías a través de los seis cruces que conectan Gaza con el exterior: Beit Hanoun (Erez), Karni, Nahal Oz, Kerem Shalom, Sufa y el paso de Rafah. Desde el inicio del asedio en 2007, la mayoría de estos cruces han estado cerrados o limitados, lo que ha dificultado el acceso humanitario y la salida de pacientes.
En esa línea, Israel levantó cuatro muros alrededor de Gaza, acompañados de torres de vigilancia y tecnologías de monitoreo avanzado, lo que generó un entorno de alta vigilancia y control sobre la población.
Además, las fuerzas israelíes llevaron a cabo ataques frecuentes contra palestinos que se acercaron a la valla perimetral utilizando disparos de advertencia y fuego directo en muchos casos, con periodos donde la cifra de muertes aumentaron drásticamente y que han documentado ampliamente a lo largo de los años ONGs como Amnistía Internacional.
El bloqueo no solamente significó la restricción de entrada y salida del enclave, sino también una zona de amortiguamiento dentro de Gaza, que impedía a los palestinos poder utilizar hasta un 35% de la superficie del enclave afectando significativamente la agricultura, según denunció la ONU en reiterados informes.
Además, las fuerzas israelíes atacaron repetidamente a los agricultores palestinos en zonas permitidas y rociaron con pesticidas desde aviones dañando a las pocas zonas cultivables, como documentaron durante años cientos de organizaciones de derechos humanos como EuroMed Rights.
Por otro lado, el bloqueo impuso un límite a la pesca que no supera las 12 millas náuticas. Estas medidas han llevado al 90% de los pescadores a vivir por debajo del umbral de pobreza y redujeron drásticamente el número de trabajadores en este sector.
Y a eso se suma que Israel bombardeó la única central eléctrica en 2007, provocando apagones diarios de hasta 12 horas y afectando gravemente a los hospitales y otras infraestructuras esenciales.
Este contexto de asedio convirtió a Gaza en una prisión, donde sus habitantes sufrieron condiciones infrahumanas que la propia ONU describió como “una cárcel a cielo abierto”.
"El bloqueo de Gaza es una forma de guerra que debería ser considerada un crimen de guerra. Al someter a la población a condiciones inhumanas, la comunidad internacional se convierte en cómplice de esta tragedia", denunció el exrelator de la ONU.
TRT