Por Emilio Marin, Agencia La Arena
Primera lectura de las primarias a nivel del país
La alianza PRO-Cambiemos se convirtió en la primera fuerza nacional y eso no puede negarse. Pero no pudo sepultar en el olvido a la ex presidenta, al punto de interrumpir el escrutinio de Buenos Aires. Durán Barba feliz, pero no tanto.
Es difícil hacer un balance completo de las primarias cuando no terminó el conteo en el principal distrito, Buenos Aires. Y esta circunstancia no se dio de modo casual sino por orden de Adrián Pérez, el número dos del ministerio del Interior (Rogelio Frigerio), a la medianoche del domingo, cuando se llevaba escrutado el 95 por ciento de las mesas.
Pérez no argumentó razones técnicas ni de otra índole. Simplemente dijo “hasta acá llegamos”. Y el escrutinio oficial, que dará el veredicto, terminará en diez días, pudiendo ser vencedores Esteban Bullrich o Cristina Fernández de Kirchner. Al momento del parate había una levísima diferencia de 7.000 votos a favor del apologista de “todos los días un pibe cae preso”.
No es por desconfiado, pero si frenaron el conteo de ese modo súbito, cuando faltaban 1.500 mesas del conurbano bonaerense donde Cristina podía sacar diferencias, ella puede haber sido la vencedora, por apretado margen. El macrismo no quiso que ese dato adverso empañara su fiesta de globos, discursos y reportajes amarillentos el domingo a la noche.
Esta decisión política debe ser imputada al gobierno e Interior, a la plana mayor del Correo Argentino (no a sus empleados) y a la española Indra, cuya facturación ascendería a 25 millones de dólares. En el escrutinio de escasa transparencia habría trabajado Alejando Tullio, exdirector electoral durante el gobierno anterior, ahora traspasado al macrismo y al Correo. Las temporadas de elecciones suelen ser también de panqueques, volando aquí y allá.
Aún con la incógnita del resultado final bonaerense se puede hacer una lectura de las PASO, porque eso no cambiaría mucho el resultado en votos, sí en el aspecto anímico y formal de quién triunfó en el distrito donde vive el 38 por ciento del padrón nacional. Uno o dos puntos a favor de Bullrich o de CFK no cambiarían la historia.
Las dos son importantes
En estos comicios de mitad de término, que en rigor serán el 22 de octubre, los intervinientes suelen ser muy oportunistas en la vara que eligen para su balance. En el 2009 y 2013, cuando el Frente para la Victoria perdió en provincias clave como Buenos Aires, su triunfalismo enfatizó que seguía siendo la primera fuerza nacional. Eso sería lo importante.
Este domingo en los distritos más significativos ganó Cambiemos, salvo en Santa Fe por apretado margen, donde se impuso Agustín Rossi, y en Buenos Aires, de final abierto. No se puede negar el muy buen desempeño del macrismo donde gobierna María E. Vidal, ni en Capital Federal, Córdoba y Mendoza. Tampoco cerrar los ojos sobre la victoria oficialista en Santa Cruz, La Pampa, Neuquén, San Luis, Corrientes, Jujuy y Entre Ríos.
En algunos casos fueron palizas, como los casi 30 puntos que Elisa Carrió le sacó a Daniel Filmus en la Capital Federal, los 16 de Héctor Baldassi a Martín Llaryora en Córdoba y los 17 de Eduardo Costa al kirchnerismo en Santa Cruz.
La elección real será en octubre, pero si estos resultados se mantuvieran el oficialismo aumentaría en alrededor de 8 senadores nacionales y 24 diputados. Sin dominar ambas cámaras, engrosaría sus bancadas para acompañar iniciativas demandadas por el mundo de los negocios en detrimento del trabajo, tales como la reforma laboral, la previsional, la impositiva y otras.
Quizás, contradictoriamente, el buen resultado de las PASO haga reconsiderar la campaña macrista por abolir las elecciones primarias y suprimir las de mitad de término, que según su opinión anterior sólo desgastarían a quien ejerce el gobierno.
Es importante ganar en el distrito principal, Buenos Aires, como hacerlo a nivel nacional, lo que determina la composición de fuerzas en ambas cámaras. Sopesando ambos factores, el cronista es de la opinión que ganó Cambiemos; ganó más de lo que perdió. Y se debe tener en cuenta que además careció de buenas noticias para dar al electorado en lo relativo al empleo, reactivación de la economía, contención de la inflación y del dólar. Justamente, luego de la victoria dominical, el billete verde bajó 45 centavos, aventando por un tiempo los rumores de devaluación.
Durán Barba
El gurú ecuatoriano podría querer incrementar lo que cobra al macrismo, tras una victoria que en parte tiene que ver con su coaching. Su libreto de no polemizar con los adversarios tiene buena recepción en el electorado medio y atrasado al que no le gustan las discusiones, aunque después da alto rating a programas como Intratables, a puro grito e interrupciones. Su orden de no hablar de economía, también era necesaria para el PRO-Cambiemos, vista su flojedad en la materia, luego del ajuste impiadoso. Mauricio Macri como María E. Vidal se vieron obligados a hacer algunas referencias secundarias al tema, diciendo que supuestamente no tenían más remedio que adoptar esas medidas.
Es espantoso que en un país de líderes y polemistas, por ejemplo Raúl Alfonsín y Néstor Kirchner, esta campaña se haya caracterizado por un nivel ramplón, rayano en el de un pastor mediocre, que pontifica sobre la unidad, el concurso de todos, de tirar juntos del carro, que el futuro será mejor, que cada uno es valioso, etc. Más mediocridad y demagogia, para hablar sin decir nada y halagar los oídos de todos, imposible de lograr. Y Durán Barba lo hizo, aunque no estuvo solo. Sesudos redactores y editores de los grandes medios, canales y agencias también ayudaron al oficialismo a conseguir votos en esos niveles bajos, contiguos al semi analfabetismo político.
Buena parte de la victoria macrista tiene que ver, como lo dejaron traslucir sus discursos melosos en Costa Salguero, en la supuesta lucha contra la corrupción, las mafias y el narcotráfico. Así endulzaron la píldora para que la tragara una buena porción del padrón. Sólo así se explica que un exárbitro de fútbol, que no puede engarzar tres frases seguidas y que como diputado no pudo dar un discurso en la cámara ni presentar un proyecto de ley como la gente, haya salido primero en Córdoba, con 16 puntos de ventaja sobre el vicegobernador. “La coneja” fue veloz para correr y reproducirse.
De todos modos el gurú ecuatoriano tuvo una contra: la abundante cosecha de Carrió en Capital. Entre ambos hay antipatías y cortocircuitos, que la bajaron como precandidata que quería ir por la provincia. Que se cuide Durán Barba porque la matrona es muy revanchista y en cuanto pueda le va a hacer alguna denuncia en Tribunales, de esas que ella hace, flojas de papeles.
Cristina vive
El resultado de Cristina al frente de Unidad Ciudadana, con el 34,11 por ciento de los votos escrutado el 95 por ciento de las mesas en Buenos Aires, y perdiendo allí por ocho centésimas, fue más que bueno.
Con mucha mala leche, Ricardo Roa en Clarín la puso entre las perdedoras de la jornada, confundiendo sus deseos con la realidad. Incluso es posible que al final del escrutinio, cuando las 1.500 mesas bonaerenses sean contabilizadas, ella resulte ganadora.
El operativo desgaste de su figura también apela a la comparación con el 54 por ciento de su excepcional votación de 2011, para concluir que estaría en el final de su carrera.
El cronista cree que su performance fue positiva y no sólo por los votos obtenidos, sino por la política antiajuste de su mensaje, desde el acto masivo de inicio en Sarandí hasta el cierre más acotado en Mar del Plata. La expresidenta se hizo eco de los padecimientos de los sectores más vulnerables, afectados por los despidos y suspensiones, por tarifas impagables de los servicios públicos y las podas sobre jubilados, ciencia y técnica, etc.
Además, no debe mensurarse sólo lo de su lista en Buenos Aires. A su influjo hubo otras campañas positivas del kirchnerismo, como las victorias de Rossi en Santa Fe y de listas K en Chubut, Río Negro y Tierra del Fuego, más un resultado aceptable para Unidad Porteña y Córdoba Ciudadana, segunda y tercera fuerza respectivamente.
El desempeño de CFK tuvo sus lados flojos, porque se limitó a exponer aquellos flancos del ajuste neoliberal, pero no profundizó su ataque político al gobierno, temiendo quedar como muy “confrontativa”. Además marginó a Florencio Randazzo, sin permitirle participar de las PASO; si hubiera sido menos soberbia, podría haberle ganado al exministro y sumar su casi 6 por ciento al caudal en común, con lo que el comicio bonaerense habría sido una victoria neta.
CFK armó Unidad Ciudadana sin el PJ, dejando de lado a socios como MILES y el Partido Comunista, el PL y otros sectores. No sumar a todas las fuerzas unibles fue un error y una subestimación del adversario-enemigo, por decisión de la “jefa”.
Ese es otro punto débil del kirchnerismo en cotejo con el macrismo, que hizo una campaña nacional con lo que llamó pomposamente “equipo”. Cristina en cambio no recorrió el país, no ayudó a sus representantes provinciales ni siquiera a los que ganaron, como el “Chivo” Rossi. Quedó expuesto que ella está viva, pero no tiene un equipo ducho a nivel nacional; dentro del peronismo hay gobernadores, legisladores e intendentes que no quieren jugar con ella de referente. Eso también se vio en las PASO.