El S-71 Galerna mide 68 metros de eslora y 6,8 m de manga. Puede alcanzar una velocidad máxima de 12 nudos en superficie y de 20,5 nudos en inmersión. Su autonomía con víveres a bordo alcanza para 45 días. Puede descender hasta una profundidad de 300 metros y dispone de cuatro tubos lanzatorpedos. Arma hasta 20 de ellos, que se reducen a siete si se carga con minas. Aloja una tripulación de 88 marinos, entre oficiales y marinería.
«Lo mandan a esta operación porque es el único submarino español operativo, no hay otro para mandar; esta es la realidad», explica a Sputnik el director del Instituto Español de Geopolítica, Juan A. Aguilar.
Remozado, durará cinco años más
El objetivo teórico de la operación
«La operación pretende desarrollar un robusto conocimiento del entorno marítimo, combinando redes, basadas en sensores y no-sensores, con un fiable intercambio de información y conectividad entre los aliados y todos los organismos relacionados con el entorno marítimo», añade el ministerio castrense.
El objetivo real
«Ahora mismo, el Mediterráneo es un mar saturado de buques de guerra. Por lo tanto –asegura–, lo de la proliferación de armas de destrucción marítima, el terrorismo y la respuesta rápida ante cualquier alarma química, biológica o radiológica con la que abordar buques sospechosos, tiene poco sentido», subraya Juan A. Aguilar.
«Esto es lo que justifica la operación Sea Guardian. Pero no nos podemos llevar a engaño; la OTAN ha pensado también en el control y espionaje de buques de otras flotas, por ejemplo la rusa, los barcos chinos o los de Oriente Próximo», afirma.