En los últimos años, sin embargo, nuestro Parlamento ha sido testigo de un gran avance en ese sentido, aunque este no es un fenómeno exclusivo de aquí, apuntó Ayenew en entrevista con Prensa Latina. Ruanda (63.8 por ciento), Senegal (42.7), Sudáfrica (41.7) y Namibia (41.3) destacan en este tema en África. La cuestión de si la presencia de un alto número de diputadas puede ser un factor que contribuye al avance de los derechos y la defensa de causas es relevante en la actualidad para varios países africanos, manifestó.
Desde que llegó al poder a principios de la década de 1990, el gobernante Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope (Eprdf) ha llevado a cabo cinco elecciones formales en poco más de 25 años, todo un logro si se compara con el historial de sus dos predecesores. Sin embargo, el panorama electoral ha estado dominado por un solo partido, y poco o ningún progreso se ha logrado al instituir una política competitiva multipartidaria porque el Eprdf siempre ha sido el ganador en todos los comicios, a menudo con una aplastante avalancha de votos a favor, recordó la experta.
Dada esta cultura política, indicó, algunos sectores pueden argumentar que los meros números en sí mismos pueden ser engañosos, sirviendo ya sea como expresiones simbólicas de representación o fachadas para dar legitimidad al sistema en lugar de herramientas genuinas de participación democráticas. En la caricatura de la política etíope, la democracia y sus principios básicos, que incluyen la libertad de expresión y asociación, la libertad de prensa y el multipartidismo, son productos raros, eso lo reconozco, subrayó, por su parte, la comentarista Tsedey Mekonnen en declaraciones a esta agencia.
¿Le interesa al Gobierno cumplir con los convenios continentales e internacionales que instan a asegurar la igualdad de género? ¿O es una decisión interna ganar el apoyo de ellas, alentándolas a liderazgos políticos para impresionar a los donantes y al orbe?, se preguntó Mekonnen. Para los observadores, ciertamente las cifran en incremento garantizan mayores posibilidades de ganar largas batallas, como la promulgación de la ley de familia, que reconocía el derecho de las mujeres a vacaciones remuneradas del trabajo antes, durante y después de dar a luz.
Otra historia de éxito fue el derecho de quienes viven en zonas rurales a obtener certificados de registro de tierras a nombre propio, lo que invirtió la práctica tradicional de reconocérselos a los maridos o sólo a los hogares encabezados por hombres. Estas y otras afirmaciones de éxito son impresionantes, pero deben tratarse con cautela porque es difícil establecer una relación de causa y efecto en cuanto a si esas victorias difíciles se logran gracias al arduo trabajo de las mujeres parlamentarias o si son dispensas de un populista fiesta para aumentar el apoyo hacia las autoridades (o probablemente ambos), argumentó la especialista.
Más allá de las opiniones de detractores y partidarios, se le atribuye al grupo de legisladoras, actualmente por encima de los 200, un fuerte trabajo de promoción para promover la educación de las niñas en los colegios y universidades, así como sus esfuerzos enérgicos para desarrollar la capacidad a través de nuevas oportunidades de capacitación. Por lo pronto, hay una batalla en curso para aumentar el número de mujeres en los órganos ejecutivos del Gobierno; las esperanzas al respecto recaen sobre la nueva administración, liderada por el joven primer ministro, Abiy Ahmed.
Fuente de origen: Prensa Latina
Créditos de Data Urgente
Producción de la noticia: Diana Godoy
Edición general, planificación y gestión digital: Hernán Giner
Dirección del proyecto: Sebastián Salgado
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