La búsqueda de la verdad, a veces, puede generar reuniones impensadas. ¿Quién podría imaginarse unos años atrás que Luis D´elia, Carlos Escudé y Sergio Burstein compartirían entre risas y abrazos la presentación de un libro?
«Tengo que reconocer que me dejé embaucar, yo creí que existía evidencia de algún tipo de involucramiento iraní, me parecía tan obvio como que Hitler fue un demonio», argumentó el politólogo Carlos Escudé.
«Nunca pensé estar acá, ¿qué quieren que les diga? Lo traté (a Luis D´elia) hasta de sicario de Irán», confesó el dirigente de Familiares y amigos de las víctimas de la AMIA, Sergio Burstein .
La cita se dio en la presentación del libro de Escudé ¡Y Luis D´elia tenía razón!, donde el autor reconoce al dirigente social como la persona que siempre sostuvo que Irán no estaba involucrado en el atentado a la mutual judía en Buenos Aires. El libro relata y presenta documento donde se devela el montaje informativo, judicial y político que se realizó desde los centros de poder mundial, para señalar al país persa como el culpable, sin tener ni una sola prueba. La presentación también contó con la presencia de la periodista Mariana Moyano y el abogado Carlos Juárez Centeno.
Durante su intervención, Burstein contó que cuando estaba investigando el supuesto involucramiento de Irán, le pidió al entonces fiscal de la causa AMIA Alberto Nisman, que le pasara traducido al inglés todos los papeles sobre el rol de Irán en el atentado; sorprendido Burstein recibió los archivos traducidos, no por un traductor de la fiscalía, sino por un traductor de la Embajada de Estados Unidos en Buenos Aires. «El traductor de la fiscalía de Alberto Nisman era la embajada de Estados Unidos», relató asombrado y aseguró tener todas las pruebas de eso.
Burstein recordó al dirigente político Fernando Esteche, quien sigue en prisión: «Está en la cárcel por una supuesta confabulación para encubrir a los que no hay ni una sola prueba, ¿cómo pueden pensar que hay que encubrir, si no hay ni una sola prueba? Si todos sabemos que no hay pruebas, la Daia sabe que no hay pruebas, por eso se opusieron al memorándum, porque si el memorándum tenia éxito, se les caía toda la mentira».
A su turno, Carlos Escudé, leyó algunos pasajes de su libro, donde explica detalladamente la inexistencia de pruebas para señalar a Irán como artífice del atentado y la gran cadena de mentiras que se manejaron en el caso. «Existe una importante cantidad de documentos norteamericanos de este tenor. De interés especial es el de agosto de 1994 de Cheek (James, embajador de Estados Unidos en Argentina entre 1993 y 1996) al secretario de estado Warren Christopher, donde se revela la trama de posverdad que caracterizaba la política norteamericana respecto a la investigación del atentado; el despacho dice, con desparpajo, que se está ganando la batalla de la opinión pública para convencer que Irán fue responsable a pesar de que no hay evidencias duras, lo importante no era descubrir la verdad, sino aislar políticamente a un enemigo de Estados Unidos e Israel, echándole la culpa de ese acto terrorista (…) Se le echó la culpa a Irán exitosamente, según dijo el embajador norteamericano, aun sin evidencia dura y física de su involucramiento, porque el objetivo geopolítico de Estados Unidos e Israel era aislar a Irán, toda investigación que llegaba a conclusiones que alejaran de la pista iraní era descartada por los altos mandos de Washington, aunque hubiera sido producida por instituciones oficiales norteamericana.
En este sentido, el intelectual -que fuera asesor del canciller Di Tella y conocido por haberse convertido al judaísmo- expresó su indignación ante tal manipulación judicial «Está todo armado, es todo mentira, la triste verdad es que no sabemos y nunca sabremos quién cometió el atentado, pudo haber sido cualquiera, incluso Irán, pero no hay pruebas contra nadie. Si no hay pruebas válidas contra Irán, ¿Cómo pudo haber encubrimiento? ¿cómo puede encubrirse a alguien sobre cuya culpabilidad no hay pruebas? Nos encontramos ante una colosal falacia de orden lógico, frente a un disparate jurídico, y cuando esto conduce a una orden de encarcelamiento de Zannini, D´elia, Timerman y otros, nos enfrentamos a una vejación siniestra del estado de derecho, y a una arbitrariedad de corte totalitario que destruye de un plumazo nuestra democracia, es persecución política».
El dirigente social Luis D´elia, a poco días de salir en la cárcel, se mostró conmovido y agradecido con Escudé -con quien históricamente han tenido enfrentamientos y profundas diferencias- cuando vio el video en el que decía Luis D´elia tenía razón.

Contó anécdotas de sus tres viajes a Irán, relató que cuando visitó los barrios judíos en Irán «vi que los judíos convivían en Irán sin ningún tipo de dificultades».
Como es su característica, estar informado y alertado de la situación mundial, se refirió al ataque de Estados Unidos a Siria: «La salida de Trump del G5+1 nos pone al borde de situaciones terribles, están pensando en un ataque militar a Irán. Irán que es el principal proveedor de petróleo de China, Irán que pasa por su extenso territorio el gasoducto georgiano, vecino estratégico de Rusia, que además dentro del estrecho de Ormuz encierra el 70% de la producción de petróleo mundial. Si efectivamente como dicen las craneotecas del Departamento de Estados, están midiendo la posibilidad de hacer un estallido nuclear en el desierto iraní, los mismo tipos que dicen que en el medio de este modelo neoliberal conservador sobran 4 mil millones de seres humanos, vamos camino al desastre, por eso son horas, todos debemos ser militantes de la paz, de la verdad, de la justicia».
Pero sin lugar a dudas, el momento más emotivo fue cuando invitó a subir al escenario a su pequeña nieta Francisca. «Quiero contar una historia de familia, porque durante mucho tiempo a mí se me cargó el mote de antisemita. No sé quien fue, no sé quien hizo esta bestialidad, pero estoy seguro que todas estas cosas que sostuvimos durante todos estos años, lo hicimos con mucha honestidad y hoy voy a contar algo acá que no digo en ningún lado porque es algo de mi intimidad, de mi familia. Francisca es Deminovich, de madre, de abuela y de bisabuela; y su bisabuela, estamos averiguando, porque posiblemente la hayamos perdido en los campos de exterminio en Polonia. Entonces mi nieta es judía, ¿me entienden? y mi nuera también. Tuve que soportar a energúmenos que me insultaran sin saber como era mi vida, como era mi familia, la familia de Fabiana, mi nuera, es gringa y bien chaqueña, son de aquellos que bajaron del barco como tantos otros a construir esta Argentina que fue capaz de abrirnos los brazos de par en par a todos, a todos, y capaz de mezclarse con los hermanos originarios y capaz de parir esto que hoy somos», explicó con la voz quebrada.
Para ver la presentación completa clic acá ⬇
Renglón aparte cabe resaltar la poca repercusión que tuvo la publicación de este libro para la prensa nacional. Se trata de una argumentación fuerte y documentada de cómo se manipuló a nivel internacional la información, para señalar a la República Islámica de Irán, como culpable de un atentado de lo que no se tienen pruebas. Han logrado instalar mundialmente que el país persa organizó este acto terrorista, y con la ayuda del poder judicial, han metido presos a dirigentes políticos y sociales, e intentan hacer lo mismo como la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner.

Los medios locales llenan páginas con el caso de supuesta «traición a la patria», pero casi nada dicen del juicio por encubrimiento que se está llevando a cabo actualmente. Y menos aún hacen referencia a esta publicación de gran valor investigativo.
Como dijo Burstein durante la presentación: «Escudé dice que a Bonadío habría que acusarlo de traición a la patria porque fundamentó todo esto que está haciendo en una mentira, y al presidente Macri también hay que denunciarlo y acusarlo de traición a la patria por no haber pedido el juicio político».