El juego geoestratégico mundial despliegua razones a veces en paralelo y otras en cruce, aunque en su mayoría en las tácticas de ese tablero, cuyo objetivo propende a la dominación a gran escala, siguen siendo métodos silenciosos de contra ataque. Las bases militares estadounideneses en África se posicionan, post cumbre del G20, como la herramienta del Pentágono para mostrar al mundo cierto tipo de desactivación del perfil bélico de Washington. Cuando la distancia entre Trump y Ji Xinping vuelve a entrar en el caleidoscopio de las elucubraciones por la crisis Huawei, muchos miran con atención los movimiento de las políticas del salón oval en territorio africano. Allí la conviviencia con China aún no es un asunto para primera plana. ¿No es cierto?
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